HACIA LA DIGNIFICACIÓN DEL TRABAJO SOCIAL. Altruismo Vs Ambición. 

14.07.2018

Las condiciones salariales del tercer sector deben ser objeto de un análisis detallado para su posterior revisión, cabiendo categorizarlas como precarias en grado sumo. Y algunos datos que fundamentan esta afirmación son de tipo cuantitativo: mientras el salario medio anual en España asciende a 28.363 €*, la retribución salarial media del Trabajador Social es de 17.192 euros anuales**.

Pero además de la premisa cuantitativa, cabe atender a aspectos cualitativos que interfieren como causa y efecto al mismo tiempo y los que, cuando menos, nos deben invitar a la reflexión.

Tengamos en cuenta que la inmensa mayoría de Trabajadores Sociales ejercen su actuación profesional en el marco de organizaciones no lucrativas, que son nuestras principales fuentes de reclutamiento y las que "orientan los precios de nuestro mercado". A esta ausencia de lucro, que jurídicamente diferencia al tercer sector del sector privado, se le presupone el carácter altruista de su gestión. Pero intentemos diferenciar conceptos:

La rentabilidad que aporta una organización no lucrativa al estado de bienestar, cubriendo las demandas sociales de los ciudadanos donde "no llega lo público" (si bien debe comprender), no debe basarse ni ceñirse en la solidaridad, altruismo y ayuda mutua, sino en el principio de eficacia en la gestión y esto es la "capacidad de cumplir adecuadamente una función". ¿Cómo se consigue? A través de la contratación de personal debidamente cualificado y comprometido. Pero el problema acontece cuando se presupone que un profesional comprometido es aquel que "lucha desinteresadamente", entendiéndose desinterés como pérdida de importancia sobre la remuneración de su trabajo.  

Asimismo, existe la necesidad de eliminar los vestigios del pasado. Un pasado en el que la acción social partía de la voluntad de personas dispuestas a ejercer la caridad hacia los más desfavorecidos y si bien la misma fue evolucionando hasta llegar a los servicios sociales, los profesionales del Trabajo Social también se han especializado, incrementando su rigor técnico y científico y por ende, su labor debe encontrarse retribuida si no por encima, con igualdad a la media salarial de sus conciudadanos. 

Aún subyace la visión de que somos fácilmente sustituibles porque, al parecer, cualquier persona nace capacitada para ayudar (y no lo discuto) pero si cuestiono la comparativa, porque la gestión no profesionalizada del trabajo social, lejos de beneficiar a las personas puede constituir y constituye en muchos casos un lamentable perjuicio para ella. Me cuesta imaginarme a un voluntario que interviene en una cirugía por su carácter altruista y al margen de las competencias disciplinales requeridas... Pues lo mismo. 

Además, el principio de justicia social debe implicar la lucha por la equidad en todas sus dimensiones y si nos equiparamos a otros profesionales de las relaciones de ayuda, se evidencia la inferioridad salarial en relación a los mismos (maestros, enfermeros, psicólogos, médicos...) Los años invertidos en el estudio de estas disciplinas son iguales a los nuestros y sus principios y códigos éticos, si bien diferenciados, son similares. 

Hay que tener un profundo respeto al concepto de ayuda y el auto-re-conocimiento profesional pasa por la defensa de nuestra profesión en toda su dimensión, sin teñirla de preconceptos erróneamente atribuidos como el "altruismo y solidaridad". La ambición no va reñida con el altruismo que se nos presupone, y sin duda los destinatarios de nuestra acción son merecedores de ser atendidos desde una acción social profesionalizada y justamente retribuida. 


*Datos del INE correspondientes al año 2016. 

**Media realizada en base a los datos reflejados en diferentes páginas web: www.campustraining.es - www.indeed.es 

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