POLICÍAS SOCIALES Vs POLÍTICAS SOCIALES. RETOS DE LA ACCIÓN SOCIAL EN LA CRISIS DEL COVID-19. Una reflexión para desarticular esquemas rígidos...
Escribo este artículo desde el convencimiento de que nuestra profesión debe avanzar para desligarse de las prácticas de los años ochenta. Está escrito desde un profundo respeto a nuestra disciplina, pero, especialmente desde la conciencia de que las personas que atendemos son merecedoras de otra metodología de acompañamiento social.
Considero que, hoy más que nunca, son momentos de luchar por la defensa del Sistema Público de Servicios Sociales. Y es que el cambio histórico de la acción social, que empieza con la caridad, pasa por la beneficencia, transita por el asistencialismo y llega al Sistema Público de Servicios Sociales, requiere de una continua evolución. Las diferencias de la acción social en todos estos hitos históricos son sustanciales, pero quedan muchas reminiscencias sobre el concepto de ayuda social. Deberíamos desvincularnos de manera inmediata de la idea de que ayuda social no es igual a ayuda económica. Hay que poner foco en la globalidad de los factores sociales, reconociendo que el factor económico es, nada más y nada menos, que uno más.
¿Dónde radica el problema?
La crisis social que el COVID-19 está evidenciando la importancia de cambiar el prisma. Las personas no son vulnerables, porque la simple imposibilidad de satisfacer sus necesidades básicas, les atribuye otra posición: "vulneradas". Reitero la diferencia: las personas no somos vulnerables, sino vulneradas (porque no se nos reconoce el derecho fundamental de satisfacer nuestras necesidades básicas).
El problema es que el Sistema Público de Servicios Sociales, desde un inicio está muy vinculado a las valoraciones sociales de las personas y a la prescripción de recursos y creo que se impone la necesidad de retirarnos de estas competencias y empezar a defender con uñas y dientes el ENFOQUE DE DERECHOS.
Nuestro verdadero reto, más que reivindicar que somos AGENTES DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL, es pasar a serlo y por ende, cualquier cuestionamiento basado en que "el pobre, debe de demostrar que es pobre,*" debe alejarse de nuestro horizonte. Las personas, por el mero hecho de existir, deberían tener derecho a elegir y habitar una vivienda, a un trabajo digno, a una sanidad, a un sistema de garantía de ingresos con altas cotas de seguridad...
Los debates sobre el futuro Ingreso Mínimo Vital, me temo que en muchas ocasiones son baldíos... Y es que hablando con algunas compañeras de profesión, percibo un miedo a no ubicarse en un contexto en el que dejemos ese rol de "valoradores/as de ayudas económicas" y considero que para perderlo, tenemos que explorar y tener claras cuales son todas las dimensiones de la profesión. Abandonemos cualquier argumentación que nos relacione con el concepto de "Policías sociales**" en vez de "Políticas sociales" (ojo, que sólo la inclusión de una letra nos diferencia... ¡Qué simbólico y representativo!)
Las dimensiones de la intervención social son inmensas y debemos tenerlas claras para defender sin miedo un Sistema de Garantía de Ingresos (ajeno al Sistema Público de Servicios Sociales***) y demandar como ámbito competencial otras dimensiones de la intervención social... ¿Cuáles son?
Infinitas y hay que reconstruir el modelo, pero me centraré en facilitar algunas claves relacionadas con una serie de principios.
- Hagamos nuestra la frase "no existen personas vulnerables, sino personas vulneradas": Nos ayuda a integrar el Enfoque de Derechos y el de Fortalezas. Y es muy necesario, no solo para progresar en cuestiones reivindicativas, sino también metodológicas.
- La motivación para el cambio debe ser intrínseca. Cualquier motivación extrínseca (condicionada por una recompensa o por evitar la retirada de un recurso) es tristemente paternalista e ineficaz. El Enfoque Centrado en la Persona confiere a la persona la legitimidad suficiente como para elegir. Es muy útil realizar un acompañamiento social respetuoso basado en la libre elección y motivación. El vínculo es muy potente cuando es horizontal y las posibilidades de recuperación son (más) reales.
- Existen otras metodologías basadas en la Reducción de Daños que, en contraposición al abuso de un reglamento sancionador, devuelven a la persona la responsabilidad de sus actos, posibilitando la recuperación social de manera efectiva (¿tan difícil es concebir una vida sin premios ni castigos?)
- La demanda sentida es la demanda real... La legitimidad de realidad debe ser inherente a toda demanda, tanto en cuanto es la percepción del problema desde los ojos de la persona que lo padece. ¡Cuánto daño nos hicieron en la carrera con la separación de la demanda sentida (el autodiagnóstico) y la demanda real (el diagnóstico profesional)!!! ¿Dónde está nuestro rol? En clarificarla desde fuera, facilitar un análisis más completo, validar los proyectos de vida, acompañar a la persona desde nuestros conocimientos, desde la mirada empoderadora (en detrimento de la victimista), desde la confianza en que la persona está capacitada para resolver sus problemas sociales, solo que, en estos momentos, no sabe cómo y precisa una brújula. ¡Un Trabajador Social!
- Nos enseñaron a pretender resolver problemas sociales y esto responde más a una necesidad de satisfacción del ego profesional que a una necesidad de la persona demandante... El ego profesional fomenta el síndrome de institucionalización y recordemos que no queríamos ser asistencialistas.
¿Y ahora, cómo nos movemos?
Desde mi punto de vista, con suma honestidad y con conciencia. La autocrítica es muy útil y el hecho de evaluar cada intervención nos ayuda a realizar ese autodiagnóstico profesional. Quizá una idea fuerza sea ésta: el autodiagnóstico (profesional y personal)...
Para terminar, estoy convencida que con el Ingreso Mínimo Vital (ojalá se denomine Renta Básica y sea permanente) supondrá un antes y un después en nuestro proceso de reconversión profesional... Quizá ahora sea más fácil convertirnos en profesionales del Trabajo Social del año 2020.
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*Sara Mesa. "Silencio Administrativo". Altamente recomendado para todas las profesionales de la acción social.
** La expresión "policía social" fue acuñada por una antigua persona que acompañaba. Recuerdo que al recibir una notificación de la Consejería de Políticas Sociales con la amenaza de la retirada de sus hijos, me trajo el escrito muy nerviosa y me dijo: "Rocío, ¿puedes ayudarme? Están detrás de mí los Policías Sociales..." Fue un error en la lectura del remitente, pero... ¡qué curioso error!
***Me ha resultado muy útil analizar el posicionamiento sobre el Sistema de Garantía de Ingresos del Consejo General del Trabajo Social, y os animo a su lectura.
****Gracias a mi compañera de camino Eva Mª del Pino... Por compartir reflexiones interesantes conmigo, por tu avidez continua de mejora y por ser como eres...